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Tag Archives empoderar a la mujer

Por qué Sí es importante decir Tu Verdad

¿Te ha pasado que sientes un miedo paralizante a decir tu propia verdad en voz  alta?

Quizás te ha pasado por la mente la idea de que «si revelara esto o aquello…» o quizás «…si los demás supieran ‘esto’ o ‘aquello’ sobre mí, ¿qué pensarían?»

A todas nos ha pasado, así que no estás sola. Una de las razones más frecuentes por las que no podemos hablar abiertamente de nuestra verdad es el temor a ser juzgadas, ese miedo a que los demás opinen, o no nos entiendan y no ‘aprueben’ aquello que hicimos y la manera como lo hicimos.

Vamos Al Principio

Usualmente, aquello que rechazamos en los demás, o los comportamientos que percibimos en ellos, tienen más que ver con nosotras mismas y nuestras luchas internas, que con los demás.

¿Qué Quiere Decir Eso?

Bueno, pues que quizás, a un nivel inconsciente…

…tú misma no apruebas aquello que en algún momento de la vida hiciste o dejaste de hacer –Ya sea porque consideras que lo pudiste haber hecho mejor, o que no fue suficiente

BOOM!

(momento A-HA)

Esa voz interior que te acecha con frecuencia, y que suele criticarte destructivamente es la verdadera lucha que tú tienes. Tu lucha no es contra los demás: es interior, a lo que te enfrentas es a tus propias creencias sobre tí misma. Por eso, vale la pena que:
1) Reconozcas y entiendas que esto te está sucediendo y por eso sueles sentirte mal a ratos, y
2) Que consideres transformar esa lucha interna cuanto antes, para continuar avanzando en tu vida.

Cuando somos conscientes de que en el fondo somos nosotras mismas quienes no aprobamos nuestros propios actos, entendemos que a cada momento descargamos toda esa culpa, y esa vergüenza interna, proyectándola en los demás, e insistiendo en que «ellos son los culpables», porque «ellos nos hicieron sentir así o asá».

El juego de la culpa

En nuestra vida diaria, nos encanta hacer de ‘guionistas’ de película y nos encanta crear villanos en esa película mental que estamos produciendo a cada instante. Una película en la que “ellos”, los «otros», los «demás» son los responsables de que nosotras no podamos gritar nuestra verdad a viva voz.

Y ahí vienen los típicos decires:

«Es que si tan solo la gente no me etiquetara de aquello» y si «los demás no me hicieran sentir así o asá»

Te voy a contar un secreto…

Los demás y sus acciones solo pueden agudizar la manera en la que tú ya te sientes respecto a tí misma. Rara vez alguien despertará en tí un sentimiento que no sea parte ya de tu realidad diaria. Por ejemplo: si constantemente sientes miedo a ser juzgada o te sientes juzgada por los demás, es porque tú misma ya te juzgas todo el tiempo. Es solo que no te has dado cuenta… o no has adquirido conciencia de ello.

Espejito, espejito…

La proyección es un mecanismo de defensa que opera en nosotras a nivel inconsciente. Y en lo que consiste básicamente es que vivimos reflejando en los demás todas aquellas cosas que no nos gustan de nosotras mismas, aquellas cosas sabemos que nos falta desarrollar: normalmente, nuestras propias carencias y limitaciones.

En otras palabras, usamos a los demás como ‘chivo expiatorio’ de nuestras propias luchas internas, y al final, encima de todo… nos quejamos de ellos, por «como actúan», e insistimos en que ‘ellos’ son el problema.

«Cuando nos sentimos atacados, cuando nos molesta algo de alguien, estamos viendo la proyección de nuestra propia sombra»

– Enric Corbera

Tu Verdad Te Hará Libre

Respóndete esta pregunta a tí misma:

¿Quién soy Yo en verdad? Si sólo tuviera que explicármelo a mí misma, ¿quién diría que soy?

Haz el ejercicio, escribe una respuesta, sincera, honesta, transparente, real. No lo que tus padres, tus familiares o tus amigos quieren que seas o que hayas sido hasta ahora, concéntrate en conectarte con quien tú eres en verdad.

¿Cómo reconciliarme con mi historia?

Reconciliarme con mi historia es aceptar que he vivido las cosas que he vivido. Comprender que mi historia no me determina, mi pasado define mi futuro. Es ser capaz de decir en voz alta: “Yo hice esto y aquello, y me perdoné por ello, soy libre”. Esta es una de las experiencias más liberadoras que podrás tener, decirte: «me amo, me acepto y me perdono, siempre».

 

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¿Cómo hago con esa vocecilla interna que me critica?

Esa voz interior se llama tu crítico interno, y suele hablarte con un tono soez y poco compasivo. Siempre que te enfrentes a ese crítico interno por algún error que cometiste en el pasado, recuerda esto:

«Hiciste lo mejor que pudiste con las circunstancias que te rodeaban y las herramientas que tenías»

Repítelo cuantas veces sea necesario. Sea lo que sea que hayas hecho, cuando tomaste la decisión de hacerlo, honestamente pensaste que era lo mejor que podías hacer en aquel momento. Ahora perdónate de corazón por lo hecho, y suelta el remordimiento.

Viviendo en la Abundancia y liberándote del juicio

Como ya has ido leyendo, el primer juicio del que debes liberarte es de tu propio juicio. Mientras tú sigas calificándote y juzgándote severamente, seguirás viviendo esclava de lo que otros opinen de tí.

Cuando comienzas a vivir una vida libre de juicios, dejas de juzgarte y juzgar a los demás. Entiendes que nada necesita ser juzgado, únicamente apreciado, aceptado y agradecido por la lección que ha venido a mostrarnos.

Cuando vives una vida libre de juicio, te conectas a la abundancia, y te das cuenta de que eres merecedora de amor por el solo hecho de existir, entonces dejas de mendigar el amor de los demás, porque tú misma te lo puedes dar, te permites recibirlo y dejas de depender de cómo el otro actúe para tú sentirte amada.

Cuando te liberas del jucio, dejas de calificarlo todo y a todos y comienzas a vivir en tu verdadera esencia. Dejas de parecer, dejar de pretender, y comienzas a SER tú misma, real y verdadera.

Te desvistes de todos los disfraces y máscaras que habías venido poniéndote para agradar a los demás, para que siguieran pensando que eres una buena persona, que mereces su amor.

Ahora que sabes que mereces el amor Incondicional del universo, te permites recibirlo, y ser quien tú eres. Comienzas a revestirte de fuerza y dignidad, comienzas a vivir para tí misma, y no para nadie más.

 

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La compasión y tus propios estándares

Cuando practicas la compasión contigo misma, comienzas a ver que el perdón te es más natural, te cuesta mucho menos dejar ir ciertas cosas. Aceptas que lo que has dicho y has hecho han sido porque fue lo mejor que pudiste hacer en ese momento con las herramientas que tenías. Entonces, dejas de sentirte atrapada por tu propia red paralizante de juicio y auto-maltrato.

Eres capaz de verte, no a través de esos estándares inalcanzables que mantenías para tí misma, y comienzas a verte por lo que eres: una Mujer maravillosa, que ha hecho lo mejor que ha podido en medio de sus circunstancias: una mujer empoderada y valiente.

Comienzas a abrirte infinitas posibilidades para vivir en libertad y alcanzar las metas que quieres lograr.

Recuerda que tu vida es tan bendecida y maravillosa como tú la quieras ver, decide hoy sentirte merecedora, dichosa, amada: siéntete una Mujer Elevada.

Sé Práctica: Concéntrate en lo que Sí puedes cambiar

No existe una sola cosa que puedas cambiar de tu pasado, excepto la manera en que lo percibes ahora. Entonces, ¿para qué dar vueltas, gastando tanta energía insistiendo en cambiar aquello que ya sucedió, y que no determina más tu presente?

Cuando enfrentas con responsabilidad y auto-perdón la verdad sobre tu historia y las decisiones que has tomado, dejas de asignarle a los demás la responsabilidad por la forma en que tú te evalúas respecto a esa misma historia.

Cuando te aceptas y te perdonas, comienzas a empoderarte más de tu vida y de tus actos. Dejas de vivir prisionera de la vergüenza, de la culpa y el miedo al rechazo, porque nadie puede rechazarte más de lo que tú ya te rechazas a tí misma. Los demás no nos pueden hacernos sentir ninguna emoción que nosotras mismas no estemos ya descargándonos hacia adentro.

Dicho en simple: Los demás sólo pueden agudizarte la manera en que ya te sientes respecto a tí misma.

Hagamos este ejercicio:

1) En tu mente, piensa aquellas cosas que te molestan de cómo te tratan los demás. Enumera unas 3 o 4 cosas.

2) Ahora piensa ¿cómo te tratas tú a tí misma?
¿cómo te habla esa voz interna cuando sientes que hiciste algo mal?
¿Te tratas con amor, con paciencia, con comprensión, con compasión, con perdón?

3) Ahora, busca coincidencias entre el punto 1 y el 2.

 

¿Tuviste algún hallazgo interesante?

Cada descubrimiento que vas teniendo sobre tí misma se siente como si una avalancha de claridad cayera sobre tí. No todo te llega al mismo tiempo, pero poco a poco vas viéndolo todo más y más claro, a veces tanto que parece transparente. Sentirás que puedes ver ‘a través’ de las situaciones y las personas, comienzas ver lo único que es REAL (más adelante te contaré qué es), y dejas de concentrarte en el ‘ruido’ que nos distrae todo el tiempo. Finalmente comprendes que nada es personal, que todos actuamos desde nuestra propia percepción de realidad, y que cada percepción está cargada de historia personal.

La ‘realidad’ que percibes es una interpretación de tu mente, que tiene que ver más con las experiencias que has tenido, que con los demás y las cosas que hacen. En pocas palabras, todo juicio hacia los demás es una confesión de nuestras propias carencias.

Ahora que sabes que tú eres la creadora de la realidad que percibes, te das cuenta de que eres la dueña de tu propia felicidad y realización personal, emocional, espiritual y de todas las áreas de tu vida. Tú eres la maestra de tu destino.

Cuando comprendes eso, te quedas sin preguntas, sin dudas sobre tí misma. Dejas de sentirte incapaz e insuficiente y te declaras libre y empoderada, porque tu verdad finalmente ha salido a la luz, y ya no tienes nada más que ocultar, porque Tú Sí Eres Suficiente. Repítelo:

Yo Sí Soy Suficiente

Cuando vives tu verdad a viva voz, vives en un constante estado de paz, un estado permanente de libertad. Finalmente eres capaz de amar de verdad, amar sin buscar aceptación o amar con miedo al abandono, temiendo que si el otro supiera ‘esto o aquello’ entonces se iría de mi lado… Acepta y reconoce que sí eres suficiente: ¡Eres mucho más que suficiente!

¿Estás lista para Ser una Mujer Elevada?

Si quieres serlo, únete a mi comunidad de mujeres valientes y empoderadas, mujeres como tú que quieren pasar de sólo soñar, a vivir la vida que siempre han querido para sí mismas. Mujeres decididas que van por lo que quieren, que aman intensamente, pero en libertad, aman sin depender, aman de VERDAD.

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Un abrazo, mucha luz y nos vemos pronto Mujer Elevada ❤️

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¿Quieres saber más sobre cómo ser una Mujer Elevada? Te recomiendo leer: ¿Qué es una Mujer Elevada?
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¡Hola! Gracias por estar aquí. Al igual que tú, soy una Mujer, apasionada por la vida con propósito. Soy emprendedora del marketing digital y diseñadora por pasión. Soy la fundadora de Prismia, una comunidad dedicada a ayudar a otras mujeres a evolucionar, transformarse, Ser, y vivir la mejor versión de sus vidas, haciendo sus sueños realidad. Procuro vivir cada instante con un profundo sentido de gratitud, amor, y significado. Únete a mi viaje y… ¡transfórmate también en una Mujer Elevada!

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Me cansé de estar cansada

Me cansé de estar cansada, de sentir que nada de lo que hiciera era suficiente. No importaba cuánto me esforzara, o cuánto más hiciera para agradar a quienes amaba, nada parecía ser suficiente…

Me cansé de que nada me entusiasmara, me emocionara, o alegrara lo suficiente, me cansé de sentir que por más que lograra X cosa que tanto había ansiado, siguiera sintiendo como si aún me hiciera falta algo más.

Me cansé de vivir esclava del temor

Me di cuenta de que todas las de decisiones que había tomado en mi vida, las había tomado con miedo: miedo a fracasar, miedo a que las cosas no salieran como yo esperaba, miedo al rechazo, al juicio, miedo a no ser suficientemente: capaz, exitosa, brillante, segura de mí misma, inteligente. Me cansé de que mis miedos llevaran las riendas de mi vida.


Me cansé del cansancio

Me cansé de que no importaba la cantidad exagerada de horas que durmiera en la noche, siempre me levantaba más cansada que la noche anterior.

El sueño era mi mayor afición, pero el descanso no existía, no había cantidad de horas de sueño suficiente para repararme, llegué a pensar que tenía ‘síndrome de fatiga crónica’ …hasta que descubrí que lo que estaba cansado no era mi cuerpo: era mi alma.

Decidí que era hora de algo nuevo. Decidí transformarme y evolucionar hacia algo mejor para mí. Muy en el fondo, no se sentía bien seguir en esa existencia completamente inerte, vacía, ávida de todo y llena de absolutamente NADA. La única constante en mi vida era el miedo, la preocupación y el sufrimiento.

Vivía esclava de mi historia, del daño que yo percibía que otros me habían hecho. Vivía envenenada por el resentimiento, asfixiada con la culpa por las cosas que consideraba que podía haber hecho mejor, o aquellas que dejé de hacer, y atormentada por la vergüenza de aceptar mi verdad, mi propia historia, la que tanto temía enfrentar.

Todo aquello que me carcomía por dentro, había tomado vida propia y ahora estaba dirigiendo mi vida por mí, yo era una mera espectadora.

Fue entonces que descubrí el tesoro: el poder reparador y transformador del amor incondicional en el alma de una mujer.

Descendí a los confines de la que era mi existencia, me enfrenté a mis propios fantasmas, pero en lugar de espantarlos con violencia para que se fueran (como lo había hecho antes) decidí hacer algo diferente…

Decidí dejar de actuar con violencia, y empezar a actuar con amor.

A esos mismos fantasmas que tanto había luchado por ‘sacar’ a golpes, les hablé, escuché sus razones para seguir viviendo en mí… después les di las gracias por lo que habían hecho por mí: ser mis maestros, enseñarme y demostrarme que no era sano seguir viviendo así, y fue hasta entonces pude liberarme de ellos.

El resultado no fue nada menos que extraordinario: Me sentí por fin como yo misma, me sentí absolutamente libre, plena.

Fue como si de un solo suspiro alguien inyectara vida dentro de mí, una energía indescriptiblemente hermosa e inagotable. Hasta entonces, logré ser capaz de recibir amor por primera vez en mi vida. Llevaba mi vida entera de resistirme al amor, de poner barreras entre mí y todos los demás, por el miedo a ser más ‘dañada’, a ser ‘lacerada’ una vez más.

Me dediqué a recibir amor sin opinar, sin calificarlo, sin razonarlo, solo RECIBIRLO.

Empecé a visualizar una realidad paralela, una realidad en la que yo me amara lo suficiente, me sintiera merecedora y suficiente para ser amada aún más allá del ‘amor’ terrenal del que había querido llenarme, sin lograr satisfacción alguna.

Me visualicé tomando las riendas, valiente y lista para afrontar lo que sucediera. Decidí dejar de ser sólo una espectadora en el público, para convertirme en la directora, transformarme en quien decide el rumbo de mi vida.

Fue todo un proceso: pasar de una vida entera de depresión y profunda insatisfacción, a vivir en completa dicha y plenitud emocional y espiritual. Pero una vez que logré experimentar el AMOR en su máxima expresión, nada volvió a ser igual, y mi capacidad de sentirme amada ya no dependió más de nada ni de nadie más que de mí misma.

Comprendí que sólo podía sentir tanto amor como estuviera dispuesta a permitirme recibir.

Fue entonces cuando activé mi poder auténtico y me transformé en una mujer que hoy puedo describir como IMPARABLE, una mujer sin límites, una Mujer Elevada.

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Te recomiendo leer: 5 Prácticas diarias para activar tu Poder Auténtico
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¡Elévate tú también!

Hoy quiero invitarte a amarte, a vivir al máximo este día: el primer día del resto de tu vida, el primer día de la mejor época de tu vida. Sigue caminando hacia el amor y pronto verás maravillas suceder en todas partes. Decide comenzar a vibrar en la frecuencia del amor, de la aceptación, la compasión y el perdón. Primero hacia tí misma, para que puedas dar a los demás solo lo mejor: tu esencia pura, conectada a la fuente infinita de abundancia.

¿Quieres saber más sobre cómo llevar una Vida Elevada?

Acompáñame en mi viaje, el viaje de una vida llena de propósito, dicha, asombro y signficado. Si quieres saber más, únete a mi comunidad de mujeres valientes y empoderadas, mujeres como tú que quieren pasar de sólo soñar, a vivir la vida que siempre han querido para sí mismas. Mujeres decididas que van por lo que quieren, que aman intensamente, pero en libertad, aman sin depender, aman de VERDAD.

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El mito del ‘trabajo duro’

Alguna vez te has preguntado: ¿por qué es que hemos aceptado la creencia de que para que algo sea valioso tiene que costarnos muchísimo?

Quizás te lo has preguntado, quizás no… pero a mí me nacen muchas preguntas alrededor de toda esta cultura de sufrimiento asociado al ‘trabajo duro’. Por ejemplo: ¿de donde salió esa creencia de que para ser merecedoras de algo tenemos que despojarnos de media vida? o que para sentir satisfacción por haber ‘logrado algo’ tenemos que decir que ‘superamos muchas cosas’ o que ‘pasamos por mucho’?

¿Quién nos dijo que había un trofeo para quien sufre más?

…probablemente nadie, nosotros mismos nos hemos condicionado para ello.
Y me surgen más preguntas:

¿Por qué pareciera que hemos sido entrenadas para demostrar nuestro valor de acuerdo a nuestra cuota de sufrimiento?

¿Por qué nos condicionamos mentalmente a diario para que las cosas que más queremos nos cuesten muchísimo, y solo así sentir que las merecemos?

Por qué pensamos que cuantos más tragos amargos pasemos, más insignias o trofeos vamos acumulando, y peor aún: qué cuantas más insignias (de sufrimiento) tengamos, más ‘jueces’ nos sentimos para decir si alguien más merece algo o no. Por ejemplo, cuando decimos “Tú no sabes lo que se siente X cosa, yo sí he sufrido eso…”
Será la misma razón por la que cuánto más difícil se nos hace algo, ¿más nos apegamos a ello? … ¿Por que sólo así percibimos que es valioso? ¿Por qué le huimos a todo lo que se nos facilita? A lo que fluye… y a lo que se nos dificulta nos aferramos intensamente.
Por qué nos encanta esa ‘lucha’, ese ‘forcejeo’ entre lo que la creación intenta poner en nuestras manos por el solo hecho de existir, y aquello que estamos dispuestas a permitirnos recibir.
Por qué es que si a alguien no le costó mucho ganarse algo, pensamos que no se lo merece tanto como si hubiera ‘sufrido’ por ello.

“Lo que fácil viene, fácil se va”

(Sí, suele ser cierto la mayoría de veces, pero rara vez nos preguntamos: ¿por qué?)

Un ejemplo clásico: ganarse la lotería.

¿Cuántas hemos escuchado de alguien que hace mucho tiempo se ganó la lotería, tuvo mucho dinero de la noche a la mañana, pero solo para quedar económicamente igual que al inicio? incluso peor en ciertos casos.
¿Por qué cuando algo nos es fácil, inmediatamente lo bloqueamos porque asociamos que no somos dignas de ello?
¿Por qué nos hemos creído el cuento de que ‘lo que no nos “cuesta” no vale la pena’?
¿Por qué es que si no hemos logrado determinada cosa para cuando cumplimos 20, 30, 40, 50… sentimos que nos queda ‘algo más’ por demostrar?

¿Qué nos hace falta demostrar?

¿Por qué asociamos el sufrimiento con el reconocimiento o la aceptación de los demás?
¿En qué momento comenzamos a asociar ese sufrimiento con cosas positivas como merecimiento, valor y amor?
¿Qué significa es ese apego al sufrimiento que hemos decidido aceptar por miles de años?

«El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”

Una cosa es que sintamos dolor si algo nos afecta negativamente, eso es natural. Otra cosa muy diferente en sentarnos a acampar en ese dolor y quedarnos viviendo ahí porque creemos que seremos ‘reconocidos’ o ‘laureados’ por hacerlo.

Mejores preguntas, mejores respuestas

La razón para hacer todas estas preguntas no es buscar culpables o villanos, es más en ejercicio constructivo del que podemos salir más conocedoras y empoderadas. Estas preguntas, ¿Qué nos pueden ayudar a entender de nosotros como sociedad? … cómo humanidad y la forma en la que percibimos la vida y nos condicionamos para vivirla.
Estas creencias que asumimos como ‘verdades’ socialmente aceptadas terminan condicionándonos para tomar una serie de decisiones en la vida que al cabo del tiempo son insostenibles, en parte por eso nos dan las crisis existenciales, por eso a veces estamos ansiosas o deprimidas y no sabemos ni por qué…
¿Por qué no liberarnos de todos estos condicionamientos que solo nos hacen vivir en función de un ciclo interminable de insatisfacción?
¿Cómo podemos transformar esas creencias a nuestro favor, para vivir una vida más plena, una vida más feliz, una vida llena de gozo y propósito?

¿Qué tal si cambiamos de pensamiento?

¿Qué tal si comenzamos a creer que somos merecedoras de abundancia, prosperidad infinita sólo por existir?

¿Qué tal si empezamos a creer que nuestro derecho por existir es Ser todo lo que queramos ser, y que hoy mismo, no nos hace falta nada para demostrar cuánto valemos?

¿Qué tal si empezamos a brillar con una luz infinita, una que no se acaba, porque viene de una fuente inagotable de amor? ¿Qué tal si nos permitimos recibirla y ser una sola con esa luz?  Y aceptar que es luz vive dentro de nosotras.

¡Elévate!

Hoy quiero invitarte a amarte, a vivir al máximo este día: el primer día del resto de tu vida, el primer día de la mejor época de tu vida. Sigue caminando hacia el amor y pronto verás maravillas suceder en todas partes. Continúa vibrando en una frecuencia de amor, de aceptación, de compasión y perdón. Primero hacia tí misma, para que puedas dar a los demás solo lo mejor: tu esencia pura, conectada a la fuente infinita de abundancia.

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