Me cansé de estar cansada, de sentir que nada de lo que hiciera era suficiente. No importaba cuánto me esforzara, o cuánto más hiciera para agradar a quienes amaba, nada parecía ser suficiente…
Me cansé de que nada me entusiasmara, me emocionara, o alegrara lo suficiente, me cansé de sentir que por más que lograra X cosa que tanto había ansiado, siguiera sintiendo como si aún me hiciera falta algo más.
Me cansé de vivir esclava del temor
Me di cuenta de que todas las de decisiones que había tomado en mi vida, las había tomado con miedo: miedo a fracasar, miedo a que las cosas no salieran como yo esperaba, miedo al rechazo, al juicio, miedo a no ser suficientemente: capaz, exitosa, brillante, segura de mí misma, inteligente. Me cansé de que mis miedos llevaran las riendas de mi vida.
Me cansé del cansancio
Me cansé de que no importaba la cantidad exagerada de horas que durmiera en la noche, siempre me levantaba más cansada que la noche anterior.
El sueño era mi mayor afición, pero el descanso no existía, no había cantidad de horas de sueño suficiente para repararme, llegué a pensar que tenía ‘síndrome de fatiga crónica’ …hasta que descubrí que lo que estaba cansado no era mi cuerpo: era mi alma.
Decidí que era hora de algo nuevo. Decidí transformarme y evolucionar hacia algo mejor para mí. Muy en el fondo, no se sentía bien seguir en esa existencia completamente inerte, vacía, ávida de todo y llena de absolutamente NADA. La única constante en mi vida era el miedo, la preocupación y el sufrimiento.
Vivía esclava de mi historia, del daño que yo percibía que otros me habían hecho. Vivía envenenada por el resentimiento, asfixiada con la culpa por las cosas que consideraba que podía haber hecho mejor, o aquellas que dejé de hacer, y atormentada por la vergüenza de aceptar mi verdad, mi propia historia, la que tanto temía enfrentar.
Todo aquello que me carcomía por dentro, había tomado vida propia y ahora estaba dirigiendo mi vida por mí, yo era una mera espectadora.
Fue entonces que descubrí el tesoro: el poder reparador y transformador del amor incondicional en el alma de una mujer.
Descendí a los confines de la que era mi existencia, me enfrenté a mis propios fantasmas, pero en lugar de espantarlos con violencia para que se fueran (como lo había hecho antes) decidí hacer algo diferente…
Decidí dejar de actuar con violencia, y empezar a actuar con amor.
A esos mismos fantasmas que tanto había luchado por ‘sacar’ a golpes, les hablé, escuché sus razones para seguir viviendo en mí… después les di las gracias por lo que habían hecho por mí: ser mis maestros, enseñarme y demostrarme que no era sano seguir viviendo así, y fue hasta entonces pude liberarme de ellos.
El resultado no fue nada menos que extraordinario: Me sentí por fin como yo misma, me sentí absolutamente libre, plena.
Fue como si de un solo suspiro alguien inyectara vida dentro de mí, una energía indescriptiblemente hermosa e inagotable. Hasta entonces, logré ser capaz de recibir amor por primera vez en mi vida. Llevaba mi vida entera de resistirme al amor, de poner barreras entre mí y todos los demás, por el miedo a ser más ‘dañada’, a ser ‘lacerada’ una vez más.
Me dediqué a recibir amor sin opinar, sin calificarlo, sin razonarlo, solo RECIBIRLO.
Empecé a visualizar una realidad paralela, una realidad en la que yo me amara lo suficiente, me sintiera merecedora y suficiente para ser amada aún más allá del ‘amor’ terrenal del que había querido llenarme, sin lograr satisfacción alguna.
Me visualicé tomando las riendas, valiente y lista para afrontar lo que sucediera. Decidí dejar de ser sólo una espectadora en el público, para convertirme en la directora, transformarme en quien decide el rumbo de mi vida.
Fue todo un proceso: pasar de una vida entera de depresión y profunda insatisfacción, a vivir en completa dicha y plenitud emocional y espiritual. Pero una vez que logré experimentar el AMOR en su máxima expresión, nada volvió a ser igual, y mi capacidad de sentirme amada ya no dependió más de nada ni de nadie más que de mí misma.
Comprendí que sólo podía sentir tanto amor como estuviera dispuesta a permitirme recibir.
Fue entonces cuando activé mi poder auténtico y me transformé en una mujer que hoy puedo describir como IMPARABLE, una mujer sin límites, una Mujer Elevada.
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¡Elévate tú también!
Hoy quiero invitarte a amarte, a vivir al máximo este día: el primer día del resto de tu vida, el primer día de la mejor época de tu vida. Sigue caminando hacia el amor y pronto verás maravillas suceder en todas partes. Decide comenzar a vibrar en la frecuencia del amor, de la aceptación, la compasión y el perdón. Primero hacia tí misma, para que puedas dar a los demás solo lo mejor: tu esencia pura, conectada a la fuente infinita de abundancia.
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Un abrazo, mucha luz y nos vemos pronto Mujer Elevada ❤️
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¡Hola! Gracias por estar aquí. Al igual que tú, soy una Mujer, apasionada por la vida con propósito. Soy emprendedora del marketing digital y diseñadora por pasión. Soy la fundadora de Prismia, una comunidad dedicada a ayudar a otras mujeres a evolucionar, transformarse, Ser, y vivir la mejor versión de sus vidas, haciendo sus sueños realidad. Procuro vivir cada instante con un profundo sentido de gratitud, amor, y significado. Únete a mi viaje y… ¡transfórmate también en una Mujer Elevada!